Después de una interminable cantidad de tiempo, la Asociación del Fútbol Argentino vivirá un proceso electoral para elegir a sus autoridades. Marcelo Tinelli, vicepresidente de San Lorenzo, y Luis Segura, presidente de Argentinos Juniors hasta la muerte de Julio Grondona, y el sucesor de Don Julio al mando de AFA tras su fallecimiento, tratarán de captar el voto de la mayoría de los 75 asambleístas que votarán el próximo jueves 3 de diciembre.
La contienda electoral tiene un valor agregado si uno tiene en cuenta que, uno de los dos candidatos, es uno de los personajes más populares de la República Argentina; lo que conlleva a que la asamblea, esté en boca de la mayoría de los argentinos. Allí, en el campo popular, Marcelo Tinelli arrasa en intención de voto. Claro, queda en eso: una simple intención.
Los comicios que tendrán lugar en el Predio de Ezeiza, son definidos por los mismos que hoy integran el ente organizador del deporte más importante del país. Arrancando porque uno de los candidatos es el Presidente actual que busca ratificar su puesto mediante las elecciones, pasando a uno de los máximos referentes que tiene el Tinellismo en el Mundo AFA, como es Eduardo Spinosa, que hace las veces de Tesorero en la actualidad; por citar solo dos ejemplos.
Desde esa base, puede resultar una utopía esa palabra que tan de moda se ha puesto en el último tiempo: “Cambio”. La ola DuranBarbista también ingresó en las propuestas tanto de Tinelli, como de Segura. El conductor de ShowMatch, bajo el slogan de “Un cambio en AFA” asegura que es él quien trae los vientos de renovación tan necesarios para la entidad que tiene sede en la calle Viamonte. Luis Segura, no se cansa de repetir en cada entrevista y hasta en su propuesta electoral que “hay que cambiar muchas cosas que están mal”. Con una forma de expresión diferente, ambos apuestan a ese famoso latiguillo de Cambiemos.
PROS Y CONTRAS
En este mismo espacio, hace algún tiempo, se reclamó porque ambos candidatos intenten contar un poco de qué se trata el famoso proyecto que proponen. Arrancó Marcelo Tinelli, con el reparto de un libro de 92 hojas en las que desarrolla una serie de puntos base como para luego profundizar en políticas puntuales. Lo siguió Luis Segura con algo similar, contando su historia y sus ideas.
En ambas propuestas hay dos puntos fundamentales como la transparencia y el aumento de ingresos económicos para la casa madre del fútbol nacional. La seguridad y la vuelta de la familia a las canchas es algo que también se expresa a lo largo de las hojas de ambos candidatos. En estos dos últimos puntos vale la pena aclarar una cosa: ambos dirigentes pueden ser acusados de diferentes cuestiones relacionadas a la violencia, ya que ningún club está exento de la presencia de las famosas barrabravas con complicidad dirigencial. Es cierto, en mayor o en menor medida, con más injerencia en el día a día o con menos; pero el grupo de hinchas caracterizados existe en todas las instituciones.
El plan de Tinelli para aumentar el grosor de las arcas de AFA, parece ser un tanto más previsible que el de Segura. El ingreso de la publicidad privada al Fútbol para Todos parece un hecho con el gobierno de Mauricio Macri, y allí, por su trayectoria en los medios de comunicación y los negocios de publicidad, Tinelli nadaría en aguas calmas. Lo logró en San Lorenzo, consiguiendo los recursos y delegando en Matías Lammens la gestión de los mismos.
Justamente, allí también radica una de las mayores falencias del candidato. Mantiene una buena amistad con Alejandro Burzaco, que está implicadísimo en el FIFAGate. Es ‘socio’ de Cristóbal López, otro de los interesados en el mercado del fútbol, ya sea por un presunto futuro negocio de apuestas o, por qué no, aspirar a obtener alguna licitación por los derechos televisivos. Esa cercanía absoluta con el mundo privado, genera que más de uno lo mire de reojo por temor a que, definitivamente, el fútbol pierda la última pizca que le queda en manos del negocio. Vale aclarar que en San Lorenzo, lo que constantemente expone Tinelli para fundamentarse como candidato, la labor social del club ha crecido notablemente en los últimos años, y se apuesta a hacerlo aún más con la posible mudanza a Boedo.
A Segura, lo que le juega en contra es la actualidad: es presidente activo de AFA hace casi un año y medio, y a excepción de la modificación de estatuto que pone tope a las reelecciones, no ha habido grandes avances en el resto de los planos. La actualización del contrato con Adidas, dista mucho si uno lo compara con las grandes potencias mundiales, aun teniendo a Messi –ícono de las tres tiras- como máximo referente; si uno quiere referirse al marketing y las explotación de recursos. En cuestiones administrativas, sigue reinando la misma incógnita de siempre: poca previsibilidad en calendarios, un torneo de 30 equipos (heredado de cuando Julio Grondona era presidente, y que tuvo aceptación por parte de los dirigentes, incluyendo a muchos que hoy son opositores al actual mandatario de AFA), clubes con situaciones administrativas deplorables, y un etcétera gigante.
Estuvo lejos de generar grandes cambios. Desde su entorno aseguran que la actual presidencia es un período de transición y no se lo puede juzgar por todo. Puede ser cierto, como también es cierto que el fútbol argentino necesita dar un vuelco sustancial en determinados sectores importantísimos que refieren a la economía, la contención social y las formación de jugadores; algo en constante retroceso a lo largo de los últimos años, producto de varias cuestiones ajenas al fútbol pero también con demasiadas que se relacionan con lo más interno de él, y justamente, es Segura quien ha sido parte determinante de todo ese entramado denominado Mundo AFA.
Operadores de Turno y otros casos
A poco más de 24 horas de la elección, ninguno de los dos candidatos tiene certeza absoluta de quién será el que ocupe el sillón de Viamonte por los próximos cuatro años. Ambos aseguran tener la mayoría de los votos, pero desde ambos sectores también se ha abierto el paraguas con la acusación al otro bando por ‘compra de votos’.
Judicialmente, en San Juan se presentó una denuncia en donde se acusa a Pablo Toviggino (Vicepresidente del Consejo Federal de AFA) de comprar votos a favor del actual mandamás de la AFA por 50 y 100 mil pesos, con dinero aportado por Guillermo Raed. Mediáticamente, Luis Fernando Segura (hijo del candidato y ‘punta de lanza’ en la estrategia mediática del oficialismo) aseguró que “allegados cercanos a Marcelo (Tinelli) le han ofrecido a un presidente del Nacional B un millón de pesos para que votar a favor de él”.
Atrás de ambos personajes, se esconde ‘un equipo’. Son ellos los que se encargan de conquistar votos para los suyos. Hugo Moyano, Víctor Blanco, Claudio Chiqui Tapia y Daniel Angelici, son los referentes del Segurismo. Rodolfo D’Onofrio, Matías Lammens, Eduardo Spinosa y Juan Sebastián Verón, los del Tinellismo al que también le podemos incluir a Raúl Gámez, histórico opositor de las políticas de Grondona.
Según quién responda, el candidato que se impondrá el jueves, es distinto. Desde el entorno de Segura confirman que tienen alrededor de 42 votos, según indicó Moyano en una entrevista radial. Marcelo Tinelli pidió que “los 45 asambleístas que me van a votar, tengan libertad absoluta de hacerlo”. Está claro que hay varios dirigentes que les han indicado a ambos sectores que su voto será para ellos. Justamente, serán estos últimos los que terminarán inclinando un proceso electoral que resultará determinante para la historia del fútbol argentino.
¿Ni pasado ni futuro?
Hay varios interrogantes que se despiertan en la previa de los comicios. La primera certeza, es que 75 asambleístas dirimirán su propio futuro en nombre de millones de personas, lo cual resulta un tanto injusto. Decenas de clubes han visto cómo sus comisiones directivas vaciaban las arcas en negociados que terminaron dejando al club al borde de la bancarrota o directamente en la quiebra; y son ellos mismos los que decidirán cómo será el rol del ente regulador en el futuro.
El proyecto de Luis Segura habla de tratar de convencer a los clubes que gasten menos de lo que ingresan, y que en caso de que las palabras no sean suficientes se impondrá una norma de premios y castigos para aquellos clubes que llevan las cuentas al día y los que no. Marcelo Tinelli, por su parte, asegura que con él en AFA, el organismo se encargará de hacer una auditoría total de la economía del mismo para luego poder llevar un estricto control sobre las demás instituciones.
La pregunta para Segura sería la misma que en otro millón de cuestiones: ¿Por qué no ahora, Luis? En ese sentido, Tinelli resulta una incógnita. Los números de San Lorenzo han mejorado notoriamente desde que el conductor televisivo integra la Comisión Directiva aunque eso no es garantía de que sus palabras se vayan a cumplir en AFA.
Otro tema que preocupa a futuro es la famosa gobernabilidad. Gane quien gane, existirán los derrotados y los vencedores. De ambos bandos habrá gente poderosa, y deberán convivir a partir del viernes 4 de diciembre en la casa madre del fútbol. ¿Quedarán los egos y las diferencias de lado como no quedaron en estos últimos meses? Resulta difícil de imaginar, aunque será necesario teniendo en cuenta que la mayoría de las cosas se resuelven en Comité Ejecutivo, que en este caso estaría bastante dividido.
El comienzo de algo histórico, el gran desafío
Quien sea el nuevo mandamás de AFA tendrá en claro una cuestión: el fútbol es de interés social y popular. Son muchas las personas que se quisieran involucrar y tener poder de decisión sobre la elección de autoridades. En la actualidad, cada institución se ve representada por una CD que es elegida en elecciones, es cierto. Sin embargo, ninguna propuesta eleccionaria de los clubes del fútbol argentino tuvo como base apoyar o solidificar un determinado proyecto en la casa del fútbol argentino. La posibilidad de que cada uno de los socios que pueda votar en sus clubes tenga la chance de elegir autoridades en AFA, sería una medida absolutamente democratizadora aunque bastante inimaginable.
No sería imposible de realizar: una vez cada cuatro años, en cada club o liga, con un determinado padrón de asociados definido un mes antes de los comicios con una antigüedad puntual. Con un poco de ganas y logística, se podría; al fin y al cabo habría que ver si el número de votantes superaría el millón de personas. Habrá que ver si los dirigentes quieren.
El primer gran paso que se ha dado, es ponerle un tope a la reelección indefinida. Dos mandatos resultan justos para una entidad que se acostumbró a tener un mandatario que parecía dueño. Que ese primer gran paso esté continuado por otro, es necesario para que, de una vez por todas, el fútbol comience a curarse de aquellos que a lo largo de las últimas décadas se han encargado de embarrarlo desde todos los sectores.
Revista Con Efecto 
